Las picaduras de medusa suelen tener un curso benigno provocando una reacción en la piel caracterizada por dolor, quemazón y enrojecimiento. En caso de contacto con la piel hay que lavar la zona con agua salada, recordando siempre que se debe evitar el agua dulce, retirar restos de medusa adheridos a la piel con unas pinzas o doble guante y nunca directamente con nuestras manos, y aplicar frío local con hielo envuelto en un paño o toalla durante 10-15 minutos. En caso de no mejorar o notar síntomas más intensos, es necesario acudir para valoración y tratamiento médico. |